Aprende a utilizar las cartas Zener
Las cartas Zener, que se emplean oficialmente en todos centros que se dedican a la Parasicología y con las que se realizan las pruebas de clarividencia y precognición, deben agruparse como mínimo en un mazo de 25 (5 de cada signo). Las cartas deben estar barajadas por una persona ajena al experimento, salvo caso de que se disponga de una máquina para iniciar el test. El receptor ha de tener papel y lapiz a mano con el fin de llevar un registro de sus elecciones, aunque es mejor tener plantillas oficiales de registro, son faciles de hallar en el mercado o en las diferentes sociedades de Parasicología que existen en el mundo. El principio de la experimentación es el siguiente: Una persona a la que vamos a llamar «agente» o bien «emisor» se esforzará por comunicar una carta Zener a una segunda persona llamada «receptor». Para realizar las pruebas, el agente y el receptor, que en el noventa y nueve por cien de los casos no habrán mostrado jamás facultades paranormales, se sentarán a los dos lados de una mesa, en la que quedarán separados por una mampara o por una pantalla opaca. El operador, esto es el agente, va a ir descubriendo, una tras otra, a intervalos acordados de antemano, o bien conforme con una señal eléctrica lumínica, las 25 cartas del mazo, esforzandose al máximo por comunicarse telepáticamente el símbolo de cada una de ellas al receptor, el cual, al recibirla, anotará la información en la plantilla de que dispondrá para ello. Al terminar el primer intento de veinticinco cartas, que han de ser anteriormente barajadas por una persona plenamente extraña al experimento, se contabilizarán los resultados estadísticamente. Superados los aciertos por los índices matemáticos, como hemos indicado anteriormente, para suprimir la casualidad, se estimará que aquéllos son significativos si han alcanzado una cifra superior a cinco. Si, en cambio, los aciertos son cinco en las 25 cartas, el hecho va a ser más que suficiente para probar que, desde luego, no ha habido telepatía. El sitio donde se realice el experimento tiene que ser, necesariamente, tranquilo y sigiloso. La más mínima presencia, el más mínimo sonido que se filtre constituiría un incordio inadmisible. Los participantes deberán encontrarse cómodos en su interior, lo que les asistirá a conseguir la concentración necesaria. Sobra remarcar la inconveniencia de fumar y todo lo que, como la música, los ruidos callejeros o aun el tic-tac de un reloj, pueda distraerles de sus objetivos. Como en todo momento es precisa la máxima concentración, para alcanzarla se aconseja un relax previo y a fondo. En definitiva, nada de «stress», nada de preocupaciones ni de nervios. Desde el punto de vista psicosomático, los dos participantes deben encontrarse en perfecto estado de salud. Entre carta y carta es aconsejable dejar unos segundos de reposo (entre cinco y 10) y la psique en blanco. Hay que tener siempre y en todo momento presente que las ideas conscientes y las distracciones normales no van a hacer más que bloquear los procesos extrasensoriales. Toda prueba, sea de telepatía o bien de clarividencia, exige mucha paciencia y un silencio absoluto. Va a quedar prohibido, pues, hablar. Las pruebas deben llevarse a cabo a lo largo de varios días, sucesivos o bien alternos, hasta un mínimo de 5 veces. Día tras día se hará una sesión de 25 cartas (cinco de cada, esto es, un mazo). Cuando, por cualquier causa, uno de los dos participantes no esté en condiciones, es recomendable dejarlo, pues seguir adelante sería perder el tiempo y engañarse uno mismo. Al final de la prueba se saca el promedio conseguido, que es el que realmente vale. En el test de telepatía el agente mira la carta y, sin meditar en solamente, la conciencia, con el firme deseo de transmitirla, precisamente tal y como si se tratase de un hecho mecánico. Mientras, el receptor intenta ver la carta en su mente y, si lo logra, anota su contenido en la plantilla standard de que disponga.
No es facil de conseguir, pero el proceso funciona así.